lunes, 17 de octubre de 2011

VER, JUZGAR Y ACTUAR…


La conferencia en sí quiere profundamente mostrarse para que nazcan verdaderos discípulos y así se lleve la acción evangelizadora de la Iglesia. Donde se muestra como es Jesucristo “Camino, verdad y vida” y se muestra María como verdadera modelo, Madre de Jesucristo y nuestra. Para esto se ve necesario promulgar las enseñanzas de Cristo como Salvador, del cual estamos sedientos y no debemos dar espera aunque la Iglesia este pasando tanto en tiempos de gozo como de crisis, porque cuando tenemos fe en Dios es una fe madura y así seremos custodiadores y transmisores de la fe, nos sentimos exhortados a la renovación, mas no al cambio de la evangelización, pero la Iglesia declara en si revitalizar, confirmar para que todos sintamos un encuentro personal y comunitario con Cristo. En si llevemos más a fondo este tema: a medida que corre el tiempo la gente ve la necesidad de un ser superior  y, debido a esto se alejan de nuestra Iglesia para adorar a dioses falsos, así que necesitamos un impulso que  es una acción netamente evangelizadora para enseñar a la gente cual es el verdadero Dios y maestro. Así que teniendo el verdadero conocimiento de Cristo que es camino verdad y vida[1], seamos discípulos y misioneros edificantes del reino y nosotros siendo enviados por el dueño de la mies seamos unos sembradores de la “semilla del verbo”[2] , la cual alimentaremos constantemente para que dé frutos y Cristo sea el segador, pero hay que ser insistentes  hasta el punto que todos vean que él es nuestro salvador, para seguirlo adorando.

“no se comienza a ser cristiano por una decisión ética, sino por encontrarnos con un acontecimiento. Nuevo horizonte de vida”.[3]

Aunque la Iglesia tenga y experimente  luces y sombras, también tiene sabiduría y santidad, pero el mundo de una forma u otra tiene acosos y persecuciones. Debido a tanto acoso no debemos tomar venganza sino mas bien ser caritativos y justos según lo manda Jesucristo, porque hay que mostrar que es él la plenitud de la revelación de Dios  que es el mismo Jesucristo[4] como verdadera felicidad.

La forma de transmitir este mensaje es dando a conocer que el rompió las cadenas opresivas del pecado y la muerte[5], por ende es un Dios de misericordia que nos hace un llamado y por medio de este la dignidad que nos refleja como verdaderos humanos, debido a este comportamiento de él para con nosotros como no tener fe en Dios que es amor abundante y, por tener fe en el tendremos una fe madura.

La caridad nos ánima y se manifiesta por medio de obras solidarias con los necesitados y desamparados, y así de una u otra forma el ser humano se ve impulsado a ella, ósea, a ser otro Cristo completamente por actuar con: sabiduría ante la vida, teniendo pasión por la justicia, de esta forma se revelara nuestra alegría, y reitero que de esta forma movemos los corazones y evangelizamos alimentando fe, también siendo muy importantes el estar siempre alertas custodiándola. La Iglesia en si se vale mucho de la tradición para tener una identidad así siendo originales creando la unidad y a través de esto esté la presencia de Dios, donde todos al unirnos vendrá sobre nosotros la gracia de la victoria pascual. Debemos estar muy atentos y no creer que es obra de nosotros sino que es acción del espíritu y solo nosotros somos instrumentos de Jesucristo como misioneros y discípulos llamados por la Iglesia para tener más audacia en la labor no inventando porque produciría confusión, más bien confirmando, renovando y revitalizando, avanzando de la mano con el evangelio que es nuestro cimiento teniendo un encuentro personal pero comunitario para promover y formar las comunidades, y no seamos los únicos discípulos, de este modo volveremos a la plenitud en Cristo mostrando un signo de conversión lleno de esperanza, formándose esto en un nuevo reto que se nos cruza y la forma de responder es “abrir las puertas de par en par a Cristo, por que el no quita nada y lo da todo”[6]. Así que vamos a dar un gran impulso a la evangelización por ser un tesoro dado por el mismo Dios.

Como Cristo nos dijo que nosotros somos del mundo sin ser de él no podemos dejar la realidad atrás sino estar atentos viendo todo lo que pasa, juzguemos según Cristo nos ha enseñado y como somos Iglesia actuemos en ella de forma que el mundo vea la acción vivificadora de Dios y ese sea nuestro método ecuménico. Dios nos ha creado por amor y al crearnos su espíritu nos dio dones para aclarar nuestra realidad y mirarla como discípulos siendo luz, fuerza y esperanza, aunque el mundo nos aflija Dios nos dará una voz de ánimo y solo dejemos que él nos dirija porque nosotros somos sus instrumentos y este es nuestro llamado especial, pero Dios no nos envió al mundo sin nada nos dio una modelo y una muy especial su madre que es una estrella guía de la evangelización y misión en nuestros pueblos, así que tomemos esta labor con amor porque es un designio divino por consecuencia es sabio, y llevemos siempre esto en alto; ser cristiano no es una carga sino un gran don porque estamos sirviendo a un verdadero Dios el cual nos dará por recompensa su reino. Por ser nosotros Iglesia y la Iglesia es obra de Cristo debemos ir tras sus pasos e ir adoptando sus actitudes “rebajándonos” ante los demás siendo el ultimo y servidor de todos para que así se cumpla su voluntad.

El mundo siempre va en contracorriente y nos estamos dejando contaminar por él como por ejemplo la globalización o llegar a manipular la vida creyéndonos unos dioses, donde se degenera la familia y siendo enviados al mundo con un sexo definido queremos cambiarlo porque es una fantasía que nos enceguece y humanamente producen placer, porque creemos que esto va a llenar nuestro corazón, pero esto realmente nos distrae del amor de Dios. Dios es nuestra verdadera realidad, aunque lo neguemos el siempre estará ahí esperando a que lo reconozcamos para suplir nuestras necesidades, porque aun siendo Dios somos hechos a imagen y semejanza de él por esto sabe que lo necesitamos, pero al ser hechos a imagen y semejanza no somos iguales porque todo ser humano es único e irrepetible aunque tendremos algo en común; la atracción por la verdad. La globalización no siempre es mala pero siempre estará impactando nuestra cultura y esta causa un cambio cada generación, tanto que el humano se vuelve ciego hasta opacar a Dios y olvidamos nuestra esencia que es no ser del mundo, recordemos que si opacamos a Dios estamos negando la realidad y a nosotros mismos. Es triste que nos estemos volviendo tan tranquilos en todo esto porque de este modo estamos descuidando el bien de todos, la insensibilidad está ocupando nuestros corazones y nos estamos creando una “nueva” visión de la realidad tanto que dañamos nuestra cultura, rompemos relaciones humanas dándole más importancia a lo secundario, el individualismo nos domina incumpliendo lo que nos enseño el maestro, la humanidad toma a las mujeres como simples objetos aunque sin dejar atrás que ellas aceptan solo por el lucro olvidando que son templo del espíritu santo. A medida que corre el tiempo vemos que cada generación se vuelve más difícil, el motivo es que está siendo cada vez más afectada por la globalización, ya aun viendo esta situación no hacemos nada en contra siendo nuestro deber como discípulos y misioneros, desde nuestros hogares hagamos la concientización y observaremos el giro que dará la humanidad.

Hoy en día los términos están adquiriendo un significado connotativo por ejemplo: cuando hablamos de pobreza no solo es carencia de bienes, sino carencia de conocimiento y ese conocimiento muchas veces es Dios. Por eso la Iglesia nos recuerda el deber de darle ese sentido connotativo a la globalización volviéndola buena y diferente colocándole como lema solidaridad, justicia y respeto, convirtiendo la ciencia y la técnica moralmente buena, la invitación es a que formemos hombres de la sociedad dedicados a este trabajo.

La vida está llena de cuestiones y misterios pero estos solo se aclaran frente a Jesucristo, todos conociendo que venimos de él, apreciemos más la vida dejando que se dirija a su término natural pero que no sea en vano sino que se halla desgastado en Cristo porque somos sal y luz del mundo. Las familias son patrimonio de la humanidad porque deben cumplir la labor primordial de la Iglesia como madre y maestra inculcando valores humanos y cívicos, en la familia el amor debe ser indispensable y reciproco tal como lo hace la santísima trinidad o la unión que tiene Cristo con la Iglesia. De la familia debe brotar el trabajo pero un trabajo digno con el que se alabe la obra creadora de Dios, porque en  el hombre es innato el trabajo y fundamental para su existencia, siendo la esencia de este el ayudar al prójimo en sus necesidades, cuando trabajemos hagamos como muchos santos que decían a Dios: “que todo mi obrar se convierta en oración”, porque nos servirá para nuestra santificación. Como ya se había dicho Dios en la creación nos ha dado dones y carismas de aquí viene que debemos explotarlos pero no para beneficio propio sino para satisfacer las necesidades del prójimo y para la glorificación de Dios.

En la actualidad también vemos el mal cuidado que se le da a la creación y esto no es agradable a Dios porque es obra de sus manos y nosotros como cristianos debemos cuidarla pero no tenemos en cuenta esto sabiendo que en ella está la subsistencia de toda la humanidad, por esto exige solidaridad por ser de todos y para todos.

El maestro nos ha escogido para ser discípulos y misioneros de su reino porque somos de él y quiere que entreguemos la vida al padre como cuando él la ofreció, también quiere que dejemos actuar al espíritu santo en nosotros para que se nos abran las puertas de la salvación, y como verdaderos hijos suyos que somos nos configuremos para asumir verdaderamente el mandamiento del amor.

A Jesucristo lo podemos contemplar y conocer por medio de los evangelios, tomemos el hábito de leer la sagrada escritura uniéndola con la práctica, pero no descuidando los sacramentos para poder dar de lo que yo reciba y, así mostrando que somos verdaderos cristianos. Todo ser humano está llamado a vivir en comunión con Dios porque no existen discípulos sin comunión.

Ya sabemos cuál es nuestra tarea: SER DISCIPULOS Y MISIONEROS, comencemos nuestra labor porque Dios así lo quiere y así lo espera, procedamos desde nuestros hogares y terminemos por ser y hacer una iglesia santa.        

           





















                  





























[1] Documento de aparecida numeral 1
[2] Documento de aparecida numeral 4
[3] Documento conclusivo de aparecida, cuarta edición/introducción n°12.
[4] Introducción documento de aparecida.
[5] Documento de aparecida n° 6
[6] Cf. Benedicto XVI, homilía el 24 de abril de 2005

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