EL MATRIMONIO
Amigos
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Enemigos
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· Amor
· Unidad de criterio
· Elogios
· Paciencia
· Tolerancia
· Sinceridad
· Buen trato
· Caricias
· compartir
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· rutina
· desigualdad de criterio
· egoísmo
· irrespeto
· golpes
· insultos
· impaciencia
· intolerancia
· mentira
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E
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l matrimonio es una vocación de dos personas; hombre y mujer, donde la principal causa es el amor –en griego ágape- con este se es capaz de entregar la vida por el bien del otro, teniendo en cuenta que no todo es color de rosa, el matrimonio tiene dos factores ;los amigos y los enemigos. Por más buena intención que tengamos la tentación siempre estará presente, ósea, que nunca estaremos libres de tomar un enemigo. Ya como personas adultas diferenciamos entre que es lo bueno y que es lo malo, haciendo fuerza de voluntad seguiremos el buen camino, puesto que, el antídoto perfecto contra los enemigos es la paciencia acompañada de perseverancia, pero sin dejar atrás lo más importante aceptar mis propios errores, de este modo lograre dejarlos.
Hoy en día somos nuestros propios atacadores en el campo del matrimonio, porque tomamos esto como un juego, solo para que mi pareja me deje en paz, porque mis padres lo hicieron, por tradición, por los bienes materiales, porque un hijo nos amarra, porque mis padres me obligan…pero yo propongo una que tal vez es la más razonable, no entendemos el significado de la palabra amor: darme, donarme, olvidarme de mi y buscar la felicidad del otro, y debido a este motivo empezamos a poner un pero, que inmediatamente es ponérselo al matrimonio.
El gozo de este sacramento no debe estar en la celebración o en la fiesta, ni en los intereses que me planteo para futuro, ni en satisfacer mis necesidades, el gozo y la alegría debe o mejor dicho tiene que estar en la experiencia de tener una vida que se empieza en pareja por un mismo motivo; el amor reciproco, bajo la bendición de Dios. Es necesario ver que ya no soy para mí mismo, sino, que soy del otro, que ya todo lo que se vaya a tratar y decisiones que se va a tomar van a ser tomadas en pareja: ya es cosa de dos, porque “son una sola carne”. Más que vivir como novios es vivir como amigos y como verdaderos amigos; estar con él no por lo que tiene, sino por lo que es desde un principio para mí, y estar con mi pareja en la buenas y en las malas.
Desde los últimos años los matrimonios no marchan bien, no funcionan, no duran, tenemos que ir al centro del asunto y hacernos estas preguntas: ¿Por qué sucede?, ¿mi matrimonio está bien solido o que hace falta para que lo sea? Solo estamos pensando que con lo material puede sobrevivir un matrimonio o que dándole gusto a mi familia la tengo en la verdadera felicidad y simplemente les estoy ofreciendo felicidades efímeras y ridículas que tienen un trasfondo de perdición, tenemos que ver en lo material algo importante, pero lo primordial es darle afecto, pasar más tiempo con mi pareja, y al haber dado ese si generoso en el altar para donarme, que esta promesa se convierta en obra, debido que al yo querer tomar esa decisión se me convierte en un deber. Está en nuestras manos tomar a los amigos del matrimonio para obtener la felicidad, unidos a Cristo y a mi pareja dándoles una respuesta eficaz, o a los enemigos, para formar un infierno en mi vida y en la de mi pareja.
La gran invitación es a no tomar el matrimonio como una carga, tomémoslo como un don de Dios, como una bendición de la vida, en si es tomarlo cuando verdaderamente estemos consientes de la grandeza de este sacramento, de este modo responder fielmente al llamado que nos hace Cristo: “carga con tu cruz, ven y sígueme”.